Hombres perdidos entre hombres
buscando cada uno
sus propios caminos,
sus propias sendas.
Hombres perdidos en la tierra,
buscando buscan
sus propias búsquedas.
Sus pelos erizados
captan todas las señales
son hombres receptores.
Pestañean y abren mundos.
Hombres perdidos en el mundo
viajando a velocidades-luz,
los hombres-rayo.
Sencillos, austeros, veloces
así son los hombres-tierra,
esos que se pasean
descalzos
levantando polvaredas.
Hombres perdidos en la tierra
sin santo ni seña,
la búsqueda es su norte
irremediablemente
hombres.
Un laberinto es una figura. Es tanto un juego como un castigo. Un desafío como un sinsentido. En un laberinto algunos se pierden, otros se encuentran y otros simplemente deambulan. Para todos ellos no hay entradas ni salidas, sólo caminos. No saben por qué están allí, tampoco saben si saldrán, no saben si encontrarán lo que no saben que buscan y mucho menos saben que no saben que buscan algo que no saben lo que es. Lisa y llanamente: se están buscando a sí mismos o a otros o a nadie.
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