jueves, 1 de diciembre de 2011

Diarios de Viaje

XVII. Horacio Iturralde. Hamacándose en su mecedora, mirando la enredadera al lado del viejo olmo en el centro del jardín.

Nunca supe si era cierto que el diablo sabía más por viejo que por diablo. Sinceramente, a estas alturas, da exactamente lo mismo. La cuestión es que el diablo sabe, punto. ¿Y a cuento de qué viene esto? No lo sé, quizás quiero dejar por escrito una frase que vengo usando mucho últimamente, se la dije a mi nietita de 10 años hace un par de días, también recuerdo haberla pronunciado saliendo de la casa de su madre, mi hija, ese mismo día, y también recuerdo haberla pensado en el funeral de mi esposa hace ya unos meses. ¿Raro no? Esa frase en un funeral, roza lo cliché, la muerte, el diablo, la vejez. Empalagoso. Redundante. ¿Siniestro? No. Simples pensamientos. ¿Funestos? No. Simples atribuciones libres de la mente en estado efervescente. ¿Atribuciones correctas? Tampoco. Se supone que uno debe guardar luto hasta dentro de su propia cabeza, sobre todo si la razón del luto es la compañera que alguna vez en la vida uno escogió y se prometió morir antes que ella. Siempre uno prefiere morir antes que la persona que ama, hasta el mas egoísta y canalla no soporta la idea de ver a su ser querido llorándolo desconsoladamente (sea por compasión, remordimiento o necesidad, o simple comodidad). Mi caso es que ella murió antes que yo y de ese modo se alteró el orden del cosmos. Ahora sólo me dedico a vivir lo que queda, que dicho sea de paso viene de regalo. Quizás ya esté muerto o quizás no, lo mismo da. Puedo decir aquí que la muerte de la persona que mas amé (y amo) en el mundo me permitió abrir ciertas puertas y pasadizos hacia lo desconocido. Por suerte a los viejos, lo que nos sobra es tiempo, al menos hasta que ya no corra mas. En este caso, a fin de cuentas, nada importa ya. Puedo decir lo que quiera, cierto o falso, oscuro o cristalino, pensamiento o corazonada, sea lo que sea, en este diario no entra la ética ni la moral. Yo estoy viejo y los viejos, como el diablo, saben mucho.

2 comentarios:

  1. muy bueno vieja... un buen análisis desde tan lejos (la adolescencia que te caracteriza, jajaj!)
    abrazo querido!!!!!!!!!!!!

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  2. jajaj genio alfo gracias por estar siempre ahí leyendo!

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