viernes, 10 de febrero de 2012

Los que se buscan a sí mismos

3. De postales y sensaciones.

Firenze ocultándose bajo un tibio sol invernal. Preparándose para aguantar otra fría noche toscana. Un cuerpo alado lo contempla desde la Piazzale Michelangelo, echado sobre las escalinatas, un tanto mas cerca del cielo y otro tanto mas lejos de su casa. Música de fondo genera el ambiente perfecto para la maravilla hecha de rojos tejados y cúpulas impolutas. El sol se oculta y emergen las ganas de llenarse el alma de sensaciones. El cuerpo alado siente, disfruta, palpita y no titubea al reconocer lo que ve y oye. La música hecha con sentimiento, el deseo de que estés acá (al ritmo de una guitarra acústica que lo llena todo de dulces y coloridos acordes, y una voz espectral que lo tiñe todo de un amarillo ámbar exquisito). “How I wish you were here” la voz reza, implora en el éter, rasgándolo, recortándose entre las nubes, dejándole huellas imborrables. El cuerpo alado también lo siente, ya no es el mismo, él también está siendo recortado en su propio éter. Una foto de un lugar, la postal de un viaje interior. La postal que no se deja reducir a simple fotografía. La postal de la vida, inmortalizada por un coro unívoco de voces celestiales, ahora cantándole, justamente, a las puertas del cielo. El repertorio de la belleza transformada en canción, en ciudad, en postal y en paisaje, en rojos tejados y en cúpulas abovedadas, la música (la mística) de la postal que, en eterno movimiento, nunca se detiene.

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