domingo, 12 de febrero de 2012

Los que se buscan a sí mismos

4. La segunda revelación.

Un paseo junto al Mediterráneo. Un sendero entre las montañas-que-caen-al-mar y la mismísima Tierra. Un paseo por las cinco tierras. El cuerpo alado se pasea por el borde del paraíso. Un deleite para los sentidos, ya hiper-desarrollados, paso a paso, piedra a piedra, todo transformado. La masa voladora se convirtió en masa cilíndrica férrea, que luego se convirtió en masa auto-forme compuesta de plástico, caucho, algo de metal, algo de aluminio. El cuerpo alado la copilotea por las rutas manchadas de colores ocres-amarillos que enmarcan y atraviesan la Toscana. Desde Siena a Milán, pasando por Lucca y Riomaggiore. Imágenes momentáneas. Momentos efímeros reconvertidos segundo a segundo en nuevas imágenes momentáneas. Las imágenes de un viaje siempre al norte, que comenzó bien al norte y seguirá, como las golondrinas en éxodo, su inexorable rumbo norte. El paso fugaz del cuerpo alado por las cinco tierras abrió en su camino algunas huellas que confiesa desearía transitar. Algunos flashes del pasado, pero sobre todo la foto en color del presente y la(s) persona(s) que en ella figura(n). El cuerpo alado nunca se sintió tan seguro de que lo que importa es el camino y el riesgo que todo camino implica. El viaje es el camino, el riesgo el elixir. Vivir la foto es el momento cúlmine de todo viajero. El cuerpo alado se siente un viajero, un aventurero, un viajero-mundo (arrojado-al-mundo-en-el-mundo). Se despide, nuevamente, pensando en un nombre de mujer.

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